Este pueblo se halla en faldas del cerro Intihuatana, convertido en uno de los mejores exponentes de andene-ría que corona la ciudadela y el torreón astronómico desde el que se observaba el Sol. En un recorrido, por la márgen derecha e izquierda del río Vilcanota, hasta la cima del cerro, se aprecia el explendor de las ande-nerías de los Incas, verdaderos «constructores de tierras cultivables». La subida continúa por la quebrada de Chongo y permite contemplar torreones. Al coronarse la cima y después de pasar por pequeñas construcciones, a la altura de 3,300 mts. se llega a la
residencia u observatorio astronómico del Intihuatana «lugar donde se amarra el sol».
Una escalinata y un pórtico dan paso a un torreón circular, de muros muy bellos perfectamente ensamblados, sobre los que destaca un peñón tallado con una columna de piedra que determinaba el curso del sol. Son tradicionales en el pueblo de Pisac las ferias dominicales agrícolas y de hermosa artesanía, realzadas por el colorido atavío de los caciques o jefes de ayllus, que portan cada uno una característica vara de madera guarnecida de plata, denominada «Varayoc».
Sitio arqueológico de Pisác considerado uno de los más hermosos conjuntos monumentales incaicos.
Ruinas de la Fortaleza de Pisác
Articulando el diseño geométrico con la formas naturales de las laderas y los cerros, los andenes de Pisác no solo obedecen a necesidades de carácter práctico, sino también a motivaciones estéticas, simbólicas y religiosas. En el Imperio basado en las relacines de reciprocidad establecidas con las jefaturas de las etnias sometidas, los presentes recibidos por éstos a cambio de fidelidad, y entre los cuales figuraban pequeñas cantidades de semillas seleccionadas de estas áreas agrícolas, gozaban de prestigio no solo por su calidad, sino por su procedencia.
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