Pasando Curahuasi, la carretera inicia su prolongado ascenso hasta Sayhuite, conjunto arqueológico que está cercano ya al abra (4,000 m.s.n.m.) desde donde se divisa, muy lejos en el fondo, la ciudad de Abancay. Sayhuite se ubica a 145 kilómetros de Cusco y 45 kilómetros de Abancay.
El grupo de restos prehispánicos que se ha conservado en Sayhuite es de carácter escultórico. Se trata, en efecto, de enormes piedras labradas dispersas en un radio de unos mil metros.
Alli se encuentra el monolito de Sayhuite es un bloque de granito de forma casi semiesférica. En la parte superior muestra más de doscientas figuras en relieve que representan a esa fauna que jugaba un papel importante en las creencias de los antiguos peruanos: felinos, lagartos, monos y sapos, además de figuras antropomorfas, de plantas como el maíz, y de camarones y cangrejos.
Es muy interesante apreciar desde lo alto otros restos arqueológicos incas. Llama especialmente la atención de los visitantes el usno o altar ritual.
Destacan dentro del conjunto una serie de escalones de distinta forma y tamaño, así como unos canales colectores que atraviesan la piedra y que van a dar a canales terminados en dos hondas cavidades cuadrangulares. El costo de la entrada a esta zona arqueológica es de cinco nuevos soles